lunes, 3 de agosto de 2009

¿Cuánto por un céntimo de vida?




Diariamente los seres humanos estamos en constante desacuerdo de los parabienes o males que nos toca vivir, siempre deseamos algo mejor a lo que tenemos; pedimos tener lo que el de al lado posee y dejamos de valorar lo que se nos ha dado a manera de regalo por la propia vida.
Hemos dejado de observar los pequeños detalles que hacen de nuestro haber una experiencia extaordinaria, única e irrepetible y que seguimos empesinados en todo aquello que nos deslumbra y fascina, pero recordemos lo que reza aquella frase célebre "no todo aquella que brilla es oro".
Sentir la brisa del mar, el rayo del sol, escuchar el trinar de las aves y el poder sentir el afecto de tus seres amados, sólo las valoramos en momentos difíciles; cuando sentimos que la esperanza se ha terminado y que lo único que nutre el alma son los afectos.
"Mientras haya vida" es una cita que retomo de una charla que sostuve no hace tanto tiempo con alguien verdaderamente importante en mi vida; quien por cierto es de esas personas que  olvidas porque siempre ha estado ahí; pero bien, cuánto significado tienen estas tres palabras, pues habemos muchos que desperdiciamos nuestro haber en tantas banalidades, desperdiciamos los minutos enteros en lamentaciones, olvidamos ocuparnos en lugar de preocuparnos, pasamos por alto el esfuerzo de muchos por vivir.
Reflexionemos en aquellos que ese tiempo que nosotros desperdiciamos en trivialidades, lo aprovechan para disfrutar del respirar, de entonar un fragmento de su melodía favorita o tan sólo mover los brazos de alegría por poder escuchar la rola que les da vitalidad; aquellos que enfrentan la muerte, se le resisten y luchan por seguir disfrutando de cada momento que la vida misma les obsequia para contemplar esos pequeños detalles que al inicio de la misiva comentábamos.
Hay un caso reciente que ha captado mi atención, se trata de un niño llamado César Emilio, orizabeño; chayotero de corazón y precisamente es de ese órgano del que se encuentra enfermo, sufre de un padecimiento que los médicos definen como Tetralogía de Fallot; es una afección cardiaca que genera la pigmentación azulosa de su piel al no poder bombear la suficiente sangre oxigenada en su cuerpo y pone en riesgo su vida.
Pese a ello es un niño de menos de cuatro años de edad; quien gracias a su familia ha llevado una vida normal, con  los riesgos de su enfermedad, y es ese quizá uno de los pequeños; mas bien diría yo, de los grandes detalles que nos ofrece el vivir.
Pero ¿cuántos de nosotros ponemos verdaderamente atención a ellos? Sin duda creo que la gran minoría; y es ahora que llega a mi mente una cita de aquella cinta que filmara Wallt Disney hace mucho y que tituló "Mary Popins" y que me he permitido deformar: ¿cuánto por un céntimo de vida? Y podría apostar que ellos pagarían lo que fuese con tal se seguir gozando del privilegio de respirar.
Los invito a reflexionar; hagamos uso de un poquito de nuestro tiempo para llamar a nuestra madre, a nuestro hermano, al amigo, a la pareja para decirles cuanto los amamos, les aseguro que esos son los pequeños detalles que hacen importante el porque vivir.

En memoria de JP a quien seguiré extrañando. 

4 comentarios:

  1. como dicen "no valoras lo que tienes hasta que lo ves perdido"
    la naturaleza del ser humano es ver hacia adelante pero lo que necesitamos es vivir solo el presente y esto implica disfrutarla

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  2. Qué chingón que hagas homenajes así en tu blog.
    Saludos

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  3. Cierto es que a veces tomamos lo cotidiano como algo por hecho, damos por hecho que "mañana" haremos cosas, damos por hecho los meses a venir, los años y damos por hecho que las personas nacen, se reproducen, y mueren... es como hacer una carrera mental, donde todo se va enhebrando como se va pensando, pero ¿que sucede cuando hay un obstáculo? ahi se detiene esa carrera y comenzamos precisamente a darnos cuenta en dónde nos encontramos, el paisaje deja de ser una visión borrosa para tomar forma, es por eso que la vida requiere que caminemos, y disfrutemos cada paso, podemos correr si queremos pero podemos perdernos del paisaje y lo demás, al final siempre será nuestra decisión.

    Y ¿cuanto daríamos por un poco de vida? precisamente como la vida no tiene precio (aún), aún no tenemos ni idea de lo que podemos dar, pero si lo que podemos ser en la vida de los demás, y podemos ser un sol o podemos ser una sombra, también eso es decisión nuestra, propia y muy personal.

    Felicidades por tu blog... me late ;)

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  4. definitivamente olvidamos lo que realmente es importante para nosotros, como por ejemplo la vida, la vida.. como bien dicen por ahi, si no hay vida no hay nada, o si no hay salud no hay nada.. lamentablemente cuando vemos ejemplos ajenos nos ponemos a reflexionar sobre lo que nosotros mismos tenemos, es despreciable que pasemos casi las 24 horas del dia lamentandonos por mil pendejadas que realmente no deberian de molestarnos tanto, solemos hacer un dramon por nimiedades.. cuando realmente lo que nos debe de preocupar son los pequeños detalles que nos rodean, que son y que nos forman como seres humanos.
    el año pasado tuve una muy buena experiencia, por insistencia de una muy buena amiga tome un curso de desarrollo personal, de esos que se les llaman "coaching" ..
    la neta es que estuvo bastante rudo, te enfrentan a situaciones sumamente fuertes, pero tu mismo ves los errores de no estar vivo, de no disfrutar hasta lo minimo que tienes, eres y rodea.
    definitivamente te cambia la vida, vuelves a nacer.. menciono esto, porque tienes toda la razon, los que tenemos la dicha de estar "enteros" (como dice mi madre) nos la pasamos mentando madres por cosas que otras personas añoran.. te das cuenta que "estas vivo" y comienzas a valorar todo!
    solo que como buenos humanos, solemos olvidar ese pequeño detalle.. tengo la seguridad que tenemos que ejercitar ese pensamiento y dejar de lamentarnos.

    bien por toda la gente que esta viva y quiere vivir y disfrutar absolutamente lo que se le presenta.
    y como dices, olvidamos decir un "te quiero" y lo mas importante, demostrarlo.
    sin importar el momento, dar gracias que podemos demostrarlo, esa es la clave, por lo menos para mi (aunque lo acepto, se me va de pronto).
    felicidades.

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